El museo virtual posee unas características de interactividad que permiten una gran participación por parte del usuario

El museo virtual posee unas características de interactividad que permiten una gran participación por parte del usuario

Nuria Serrat

Los museos virtuales son hoy una realidad. que pueden dar muchas alternativas pedagógicas a las clases en el aula.

 

¿Qué es un museo virtual?

Generalmente se entiende por museo virtual un entorno en el que se presenta un conjunto de información sobre una colección de piezas, un conjunto patrimonial, etc. (ya exista éste a nivel físico o no). Al hablar de información, se entiende todo tipo de información, es decir, desde texto, gráficos, imágenes, vídeo, etc. Aunque la mayoría de museos virtuales existentes en la red se corresponden con un museo real, existen algunos museos virtuales que no tienen un museo real que lo sustente.
Esta es la definición que podríamos encontrar en diferentes libros y páginas web dedicadas al tema. Pero, además de contener dicha información, el museo virtual posee unas características de interactividad que permiten una gran participación por parte del usuario.

los museos virtuales en las aulas. ¿Verdad?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Qué ventajas tiene un museo virtual?
Siendo sinceros, y en términos generales, creo que existen dos ventajas de carácter muy práctico que posee un museo virtual:
– Permite ser visitado sin necesidad de desplazarse. Esta es una opción especialmente idónea si nos encontramos lejos del lugar donde se encuentra el museo real. Poder estar en un museo de Miami, Tokyo o Sidney, haciendo únicamente un clic, es hoy una realidad. Obviamente, esto no nos permite suplir la experiencia de una visita real a dicho museo.
– Permite planificar una posible visita real. Muchas veces queremos viajar a otro lugar y deseamos conocer las principales atracciones culturales del lugar. A través de un simple clic, poseemos toda la información necesaria sobre el museo en cuestión. (Aquí puede entreverse la necesidad de que los museos virtuales sean auténticos centros de difusión y atracción ya que pueden ser esenciales para asegurar una visita real a dicho museo, si éste existe)
Centrando el tema desde una perspectiva didáctica, siempre que hablamos de una página web aplicada a la educación tenemos que pensar no únicamente en la propia página, sino también en el uso que se hace de ella. Es decir, para muchas personas, un museo virtual puede no poseer ninguna ventaja si únicamente es utilizada para visualizar página tras página.
Desde mi punto de vista, existen muchísimas ventajas que se confunden y mezclan con las que podría tener cualquier otra página web o entorno virtual. Algunas de ellas podrían ser:
· Facilita el acceso directo a la información.
· Facilita el intercambio entre ideas y experiencias entre y con los profesionales del museo.
· Muestra de una manera interactiva las colecciones de un museo o las potencialidades de un conjunto patrimonial.
· Ofrece actividades alternativas a las existentes en un museo real (chat, forum, visita virtual…)

 

¿Aportan situaciones distintas los museos virtuales?

Cada uno de ellos, museo real y museo virtual, puede y debe aportar situaciones y experiencias distintas al visitante. A nadie se le escapa el hecho que la experiencia que supone el contacto directo con las piezas o colecciones de un museo es una vivencia insustituible. Cuando nos desplazamos al museo, no sólo se trata de ir a ver una pieza de valor incalculable o a experimentar con tus propias manos una determinada ley física. Hay que tener en cuenta también el entorno envolvente del museo, el movimiento que realizamos entre sus salas, la posibilidad de detenerme, observar, analizar, etc. Aunque esta es una experiencia propia del museo real, existen muchos museos virtuales que se están esforzando para que la experiencia que el visitante virtual tenga dentro de ellos sea, como mínimo, memorable e irrepetible. Así es como muchos de ellos practican la estrategia de “con una visita no basta”, de forma que el visitante debe volver en varias ocasiones. La interactividad y la búsqueda de implicación y participación por parte del usuario son las claves para asegurarlo.
posible.

 

¿Están realmente contrapuestos los museos reales y los virtuales? ¿No pueden ser complementarios?
En ningún caso creo que los museos virtuales y los reales estén contrapuestos. Lo que sí creo es que aún existen demasiados museos reales en los que se necesitan muchos requisitos previos para ser comprendidos y en los que el visitante se siente incómodo ante su majestuosidad. Muchos museos virtuales han querido romper con esta dinámica y creo que lo han conseguido. Si pretendemos acercar los museos a todo tipo de público debemos aportar las herramientas y los espacios necesarios para que esto sea posible.

 

¿Cuántos tipos de museo virtuales podemos encontrar en la red? ¿Cuáles son más comunes?
Los museos virtuales poseen muchas semejanzas, en cuanto a tipología se refiere, con los museos reales y se podrían distribuir según dos extremos básicos. En uno de ellos encontraríamos aquellos museos reales en los que el usuario va caminando por diferentes salas donde puede ver diversas piezas colocadas en vitrinas acompañadas por su correspondiente etiqueta explicativa. Este tipo de museos tiene su propia correspondencia en los museos virtuales. Serían aquellos en los que el usuario va haciendo clic y literalmente “va pasando” páginas en las que puede ver diferentes imágenes sobre algunas de las piezas del museo real. Generalmente, en estos museos el visitante encontrará bases de datos y descripciones exhaustivas sobre las colecciones, podrá observar un mapa sobre las diferentes salas así como podrá conocer los horarios y actividades básicas del museo, datos todos ellos relativos al museo real.
En el otro extremo, conocemos museos reales en los que se pide una máxima actividad por parte del usuario. No se trata de una actividad puramente física, basada en ir apretando botones y ver qué sucede. Se trata de museos que fomentan la actividad mental y la actividad emocional. En ellos, el usuario se siente partícipe de la vida del museo y puede intervenir en él de múltiples maneras. Este tipo de museos reales se traducen en museos virtuales en los que la acción del visitante es esencial. Seguramente, la distribución de la visita del usuario no se llevará a cabo por salas, sino más bien por temas de interés. El usuario podrá ver imágenes panorámicas sobre algunos experimentos reales llevados a cabo en el mismo momento o podrá preguntar a diferentes expertos sobre los últimos hallazgos arqueológicos de una excavación lejana.
Las actividades que se presentan en estos museos no tienen que ver forzosamente con las actividades planeadas por el museo real. Es decir, el usuario podrá encontrar en la web desde la organización de un chat sobre el último eclipse solar hasta un espacio para colgar sus última fotos sobre un espejismo; podrá compartir su opinión con algún crítico de arte o ver en la web sus propios dibujos trabajados con acuarelas.
Como puede verse, la variedad en los tipos de museo responde a la propia realidad de los museos así como a los posibles gustos, preferencias, intereses y necesidades de los usuarios. Los más comunes, de momento, son los que siguen una línea, podríamos decir, más tradicional, basada en la transmisión lineal de la información y con una baja interactividad mental y emocional.

 

Usted traslada el museo virtual al aula. ¿Qué puede aportar a un aula?

Entiendo que el museo virtual, en principio, podría actuar como recurso didáctico dentro del aula. Así como el docente tiene a su alcance recursos diversos como libros de texto, guías didácticas, juegos, mapas, etc. para llevar a cabo su acción educativa dentro del aula, también, y cada vez más, debe contar con entornos virtuales a partir de los cuales articular propuestas didácticas que contemplen el trabajo de múltiples objetivos y contenidos. Obviamente, existen muchos museos virtuales que ya contemplan esta posibilidad y, por lo tanto, se configuran como verdaderos recursos educativos, proponiendo actividades didácticas on-line, permitiendo que el docente obtenga fichas didácticas sobre los contenidos del museo u otros, potenciando debates virtuales sobre un tema de actualidad, ofreciendo bases de datos temáticos (de texto, imágenes y vídeo) sobre las colecciones del museo, etc.
Muchos de ellos poseen espacios específicos para los docentes, ya sea ofreciendo materiales didácticos para preparar el trabajo en el mismo museo virtual o como material de soporte para el aula.
Desde otro punto de vista, los museos virtuales pueden convertirse en auténticos entornos de aprendizaje, más allá de la simple utilización como material de consulta o como espacio para la búsqueda de información. Muchos de los museos virtuales existentes en la red pueden convertirse en verdaderos espacios a partir de los cuales articular unidades didácticas. A su vez, se presentan como espacios idóneos para el trabajo cooperativo entre escuelas y entre profesionales ya que muchos de ellos estimulan el intercambio de experiencias e ideas a partir de foros y chats.
Creo que los museos virtuales pueden ser una herramienta muy útil para trabajar con una metodología basada en los centros de interés o el trabajo por proyectos. Tanto en educación infantil, primaria como secundaria, los museos virtuales ofrecen diversas posibilidades; todo depende, en gran parte, del papel que pretenda atribuirse al museo virtual como recurso educativo y como entorno de aprendizaje.

 

De todos modos el profesorado tiene mucho que ver con la utilización de
los museos virtuales en las aulas. ¿Verdad?

Muchos de los recursos que utiliza el profesorado dentro del aula necesitan de una gran planificación previa por su parte. El museo virtual no se escapa de esta evidencia. El docente, en este caso, no sólo debe estar familiarizado con el uso de páginas web, sino que debe conocer a fondo el museo y analizar las posibilidades didácticas que éste le ofrece para poderlo trabajar en el aula como recurso educativo o como entorno de aprendizaje.
Un comentario que debe hacerse sobre este punto es que, en la mayoría de museos virtuales, especialmente los americanos y canadienses, existen profesionales destinados exclusivamente a responder a las posibles dudas y comentarios que los docentes tengan respecto a alguno de los contenidos del museo. Generalmente es un sistema que funciona a través del correo electrónico y, por mi propia experiencia, es bastante eficiente.
Por último, debe tenerse en cuenta que para trabajar un determinado contenido el docente necesitará posiblemente la conexión entre dos o más museos virtuales, hecho que aumenta su trabajo. Supongo que ocurre como con el resto de recursos y actividades didácticas: si el docente muestra interés y ve las posibilidades que los museos virtuales pueden ofrecerle dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje, éste será un primer paso para que dichos recursos sean utilizados en el aula. A su vez, si observa que, ante las primeras experiencias, el alumnado muestra una actitud participativa respecto a la actividad planteada, el propio docente se verá dispuesto a seguir contando con este tipo de propuestas.

 

 

La interactividad. Un término muy de moda pero que muchas veces no sabemos utilizarla.

En los museos virtuales, la interactividad tiene que ser una condición, una premisa a partir de la cual empezar a trabajar. Ya sabemos que, en principio, todas las páginas web deben poseer un mínimo de interactividad. Pero en los museos virtuales ésta se hace aún más importante ya que se trata de que el visitante pueda acercarse al máximo a un museo que posiblemente no verá nunca, especialmente si se encuentra a miles de kilómetros de su localidad.
La interactividad en los museos virtuales debe entenderse más allá de pasar páginas, y debe centrarse en el modo de, como podría llamarse, “enganchar” al visitante. A mí me ha pasado muchas veces, es decir, he estado horas y horas “paseando” por un museo virtual, intentando escudriñar cada uno de sus rincones, participando en alguna actividad pública o enviando un mensaje a un grupo de profesionales. Y, generalmente, con esa única visita no he tenido suficiente. El museo virtual debe contener en sus páginas todas las posibilidades que Internet posee y plantearlas de un modo práctico, intuitivo y ameno.

 

¿Cómo se puede encaminar los problemas de orientación en los museos virtuales?

En los museos virtuales, el problema de la orientación aumenta y debe estar muy bien resuelto. La necesidad de establecer un buen sistema de navegación interno se hace más necesario en un entorno virtual. Existen opciones diversas para evitar que esto suceda. Algunos museos virtuales utilizan el típico sistema de mapas o esquemas, a partir de los cuales el usuario puede saber en cada momento dónde se encuentra. Otros utilizan sistemas de colores para identificar cada una de las salas o ámbitos del museo. También los iconos identificativos son muy usuales: la página inicial del museo presenta una serie de iconos que se irán repitendo a lo largo de las páginas de todo el museo. Acostumbran a ser muy intuitivos y de fácil comprensión.

 

¿Podemos perdernos en un museo virtual?
Por supuesto. A mí me ha pasado muchísimas veces. Pero creo que puede sucedernos en cualquier entorno virtual. Si no recuerdo mal, también me he perdido algunas veces en un museo real. Obviamente, esto no debería suceder, y tiene mucho que ver con los elementos de orientación, ya sea en un museo real o en uno virtual. En un museo real, la orientación se resuelve con sistemas diversos de señales, ya sean carteles, mapas, etc. Prácticamente es un problema de orientación.
Obviamente, el tema de la navegación y los sistemas de búsqueda depende de un buen diseño inicial del entorno virtual. Para ello es muy útil realizar algunas pruebas con personas que no estén habituadas a navegar por la red y ver qué sucede. ¡Nos sorprenderíamos de lo que puede llegar a suceder!

 

Todavía no son muchas las experiencias de museos virtuales. Tampoco las experiencias didácticas al respecto. ¿Se conoce alguna para poderla destacar?

Haciendo una simple búsqueda en Internet sobre museos virtuales nos sorprenderíamos de la cantidad de museos virtuales que existen alrededor del mundo. Como siempre ocurre, el problema aparece en el momento de seleccionar el museo que más se adecue a nuestras necesidades. Las búsquedas iniciales sin un objetivo claro conducen muchas veces a navegar, nunca mejor dicho, sin rumbo claro. Sinceramente, así es como encontré algunos de los museos virtuales más interesantes alrededor del mundo.
Aunque no siempre es adecuado proponer ejemplos, algunas veces destaco la experiencia que llevan a cabo desde el Science Museum of Minnesota (http://www.smm.org). Sí, siempre caemos en la trampa de citar ejemplos extranjeros, pero tengo la necesidad de mencionarlo porque en él he pasado horas y horas, disfrutando como una “visitante más”.
Pensado principalmente para público escolar, creo que el SMM es un buen ejemplo sobre las posibilidades que puede llegar a desarrollar un museo virtual. Creo que su mejor espacio es el llamado “Ideas and activities”, un espacio distribuidor a partir del cual el visitante puede observar y experimentar diferentes actividades por su propia mano. Existen en este espacio multitud de actividades para llevar a cabo en el aula o en casa, y en ellas se muestran cada uno de los pasos que deben realizarse, desde cómo crear papel reciclado, cómo descubrir y calcular mi pulso a lo largo de unos años, cómo cubrir una noticia relacionada con hechos de la naturaleza, hasta colgar mi propio mapa conceptual sobre un concepto científico.
Existen otros muchos museos que han manifestado su interés en llevar a cabo experiencias relacionadas con el mundo educativo y creo que los resultados han sido positivos. Lógicamente, el camino continúa abierto y con mucho recorrido por hacer.

 

¿Cuál es la mejor manera de seleccionar un museo virtual?
Plantear “el” o “un” modo de seleccionar un museo virtual es un poco arriesgado, por no decir que es mejor que no exista ninguno. Seguir las recetas siempre ha sido peligroso dentro del ámbito educativo.

 

Interrogantes que se deben plantear

En el momento en que, como docentes, optamos por visitar o utilizar un museo virtual se nos plantean varios interrogantes.
– ¿Quiero que mis alumnos pasen un momento de diversión, exclusivamente, o también quiero que adquieran cierta información que pueda serles útil?
– ¿Sé el contenido o tema que quiero trabajar o no tengo ningún tema prefijado?
– ¿Qué pretendo conseguir con la visita al museo?
– ¿Articularé algún trabajo de investigación en torno a la información que me presenta el museo o se tratará únicamente de deambular por sus páginas?
– ¿Dirigiré la mirada del alumnado hacia algún punto en concreto o dejaré que sean ellos mismos quienes dejen llevarse por aquello que más les interese?
Estas son, entre muchísimas otras, cuestiones que debemos plantearnos en el momento de elegir uno o varios museos virtuales. Posiblemente, una vez respondidas dichas preguntas, podremos tener una mejor idea de qué es lo que buscamos. Aún así, no siempre supone una garantía y muchas veces será la propia experiencia la que acabará por concretar y perfilar cuál puede ser el museo virtual que más se acerca a mis propios intereses y necesidades y a los del grupo de alumnos.

Nuria Serrat . Profesora de la Universidad de Barcelona. Dpto. Didáctica y Organización Educativa. Facultad de Pedagogía.

http://www.sc.ehu.es/towcogoj/Cast/Revista/abajo.html

http://www.mastermas.com/masters/ master-definicion-y-fundamentos-de-la-museografia-interactiva-172110.html

 

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