Una arquitectura zoomórfica

Una arquitectura zoomórfica

El modernismo encontró inspiración en el reino vegetal ahora, peces, pájaros o insectos se convierten en referencia no sólo de forma simbólica, sinó para el diseño de complejas edificaciones.

La naturaleza siempre ha sido fuente de inspiración para el hombre en sus construcciones. Aristóteles ya lo observó: si hay una respuesta mejor a un problema, probablemente la naturaleza ya la ha encontrado. Pero desde el modernismo, hace un siglo, seguramente la arquitectura no había mostrado tanto interés por ella. Aunque si en el paso del s. XIX al XX el punto de enfoque fue el mundo vegetal, en el tránsito hacia el XXI se decanta por el reino animal, con una arquitectura zoomórfica distintiva. El término orgánico resulta hoy demasiado genérico, tras su uso y abuso para definir todo lo que contiene alguna curva en sus formas. Pero además, en este caso, el interés de los arquitectos concierne no sólo a la forma sino también a modelos y mecanismos que funcionan perfectamente en el universo de los seres vivos; de ahí también la etiqueta de arquitectura biomórfica.

No se trata, desde luego, de una representación de animales en sentido literal. En algunos proyectos la referencia adopta un carácter simbólico. Los animales han formado parte de mitos y leyendas con distintos significados según cada cultura. Los pájaros y peces, que viven en dos medios como el aire y el agua que el hombre no ha podido dominar, tradicionalmente aludían a la trascendencia. Aunque seguramente hoy los animales revistan significados menos concretos que en la antigüedad. En otras construcciones el animal se convierte en metáfora de su finalidad. Las terminales de transportes o los centros dedicados a la naturaleza son un ejemplo. La relación de un edificio con un animal también puede ser de índole estructural, aportar soluciones de revestimiento o de funciones del edificio. Existen además construcciones que adoptan un comportamiento animal por su capacidad de movimiento, cuyas formas dinámicas adquieren vida y parecen respirar, generando espacios cambiantes. Uno de los motivos de la actual atracción por el mundo animal podría hallarse en que la biología se está erigiendo en el epicentro de muchas disciplinas. Y ahora le ha llegado el momento de entrecruzar su camino con la arquitectura.

En esta nueva era lo hace, además, de la mano de las últimas tecnologías y materiales de la construcción, y de programas de diseño por ordenador que permiten generar cualquier volumen irregular, realizando sus cálculos estructurales fácilmente. Tras superar el periodo de exaltación de la máquina, hemos entrado en otro de asunción de lo biológico. En la esfera de lo arquitectónico, no obstante, la casa máquina para vivir de Le Corbusier y la vida orgánica no aparecen hoy como opuestos sino complementarios. De hecho, esta arquitectura biomórfica no es una reacción contra el movimiento moderno, ni contra nada. Y si en su vertiente estilística aquel está en retroceso, el funcionalismo que proclamó sigue plenamente vigente en esta arquitectura que mediante la observación de la naturaleza descubre cómo llegar a la plena funcionalidad. Desde los círculos de la arquitectura “high-tech” se ve también en la vida animal un lugar del que aprender, dado que las formas de los seres vivos tienen una base física y matemática. La preocupación por la preservación de los entornos naturales y la conservación de las especies es otro factor que tener en cuenta, así como una nueva necesidad de conectar con la naturaleza y sentirse partícipe de ella para lograr el propio equilibrio y bienestar humano.

[…] Uno de los arquitectos españoles que desde siempre ha evidenciado sus fuentes de inspiración es Santiago Calatrava. En el proyecto de la estación del aeropuerto de Lyon, basado en la intersección de dos halls, las referencias son diversas. En la avenida de acceso a los trenes los arcos de hormigón con ángulos rectos a horcajadas recuerdan una caja torácica. La estructura de hormigón y acero del hall superior y el juego de vidrieras dan lugar a un calidoscopio que evoca las alas de mariposa. Visto desde el exterior de perfil, no obstante, la alternancia de los colores blanco y negro trae a la mente un puercoespín.

[…] Renzo Piano también sugiere en distintos proyectos coincidencias con el mundo animal. En el volumen de metal plomizo que conforma la sala de conciertos del Auditorio de Música de Roma, un espacio libre de soportes estructurales, que flotan sobre una base de ladrillo, puede verse el caparazón duro de un insecto como el escarabajo. Mientras que en la iglesia de los Peregrinos Padre Pío, en Italia, la estructura con veinte arcos de piedra desiguales radiando desde un punto central se asemeja de manera sorprendente a las patas de una araña.

Fragment de l’article: Marta Rodríguez Bosch, ‘Una arquitectura zoomórfica’, dins Culturas La Vanguardia, dimecres 28 de gener 2004. p.22-23.

1. Santiago Calatrava, aeropost de Lió.

2. Renzo Piano, Auditori de Música de Roma.

3. Renzo Piano, Església dels Peregrinos Padre Pío, Foggio, Itàlia.

Renzo Piano:

Santiago Calatrava: http://www.calatrava.com

Frank Gehry: http://www.frank-gehry.com/

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