Serendipia

Serendipia

un descubrimiento distinto de lo que se buscaba, no previsto, pero identificado, reconocido y aceptado a pesar de ser inesperado, surgido accidentalmente. Coincidencia, accidente, suerte, destino…
Umberto Eco, considera que el encuentro de Cristóbal Colón de un continente distinto sin saberlo (America) creyendo que por otra ruta arribaba al continente Asiático es un clásico ejemplo de serendipia.

El término serendipia se origina del inglés serendipity, neologismo que acuño Horace Walpole en 1754 a partir de un cuento persa del siglo XVIII llamado «Los tres príncipes de Serendip», la isla Serendip (era el nombre árabe de la isla de Ceilán, la actual Sri Lanka). La obra literaria describe como Abdul pescador de ostras, se convirtió en pescador de constelaciones, así fue como ibn Abdul heredo los saberes de su padre para ser el sostén de su madre y sus tres hermanos a la edad de cuatro años, de cómo al pasar de los años los pulmones de ibn Abdul ganaron en capacidad, sus piernas en potencia y sus brazos en fuerza, su amistad legendaria con el oleaje acrecentó la admiración, el afecto y el respeto de su comunidad, por su constancia y conciencia aprendió a leer en los colores del mar los signos de sus profundidades sus temperaturas y direcciones, los cambios de vegetación y lo abrupto de sus acantilados, dedicaba muchas horas a la contemplación de la pirotecnia coreográfica de los cardúmenes, supo por sus observaciones que donde el azul marino se convertía en amatista siempre encontraría las ostras mas grandes y que estas eran esmeradas autoras de perlas preciadas en distantes reinos, pero lo que mas le apasionaba era encontrar en medio de su mar manantiales de dulce agua para aliviar la sed de su familia. Ibn Abdul soñaba siempre en todo momento, dormido y despierto en reinos distantes, un día soñó que de la cúspide de la montaña mas alta de su isla surgía una colosal perla con la misión de navegar en el océano de la noche, la emocionante visión lo despertó inmediatamente, le inquietaba el significado de su sueño y mas aun cuando vio por primera vez en su corta vida, emerger del vértice de la montaña mas alta de su isla a la luna plena, magnifica navegante del océano de la noche. Ibn Abdul paso varios días y noches en absoluta vigilia tratando de desentrañar el significado de su sueño y de su visión, recordó que los marinos venidos de la distancia tenia por habito contar lo que había visto o escuchado en sus tantos viajes por lo que ellos llamaba mundo, los vecinos de la isla le decían reinos lejanos, un tema frecuente de sus leyendas era como en lejanos lugares de altas montañas del seno de estas se extraían gemas de insólita belleza, precio y aprecio.

En el naciente día de la isla, la alba circunferencia aun translucía la noche para delinear desde su centro al perfecto triangulo equilátero de la cónica, altiva e inexplorada montaña, dimensión distante, continente de leyendas, obscura y luminosa, esmeralda o alejandrina, cambiante permanecía siempre en su alejado y alajado cielo, atractiva, sugerente, intensa, obsequiante pero inconquistable. Ibn Abdul ante la escena de esa memorable mañana comprendió el mensaje de lo soñado hacia ya tanto tiempo para el. Razón por la cual emprendió otra de sus innumerables odiseas, ascender para conocer, para descubrir los beneficios posibles que la legendaria y venerada montaña atesoraba.
Formas, aromas, sonidos, colores sin nombre aun, aves que irisan el pensamiento, árboles que celebran su majestad diseñando sus flores y frutos, los insectos eran como futuros artefactos, los follajes son de verde translucida seda, los arbustos tejen brocados que flotan en el cielo reflejado por múltiples e íntimos espejos de agua dulce, redes de breves surcos plateados por el fluir dulce de las aguas, dibujan los sacros secretos de sus jardines, horizontales y verticales, Ibn Abdul unió sus aun infantiles manos para hundirlas en esos fluidos luminantes que convirtieron a ese pequeño continente en espejo de los designios de la profunda noche, espejo y breve ventana de acontecimientos astrales, además del cáliz que aliviaba su sed, sus manos unidas ofrendadas al horizonte se transformaban en observatorio-relox-calendario; Ahí en esa cúspide flotante en el entramado de nubes descubrió sus herencias y vocaciones de astrónomo y de hidrónomo. Cuantas imágenes entrañables, cuantas experiencias intensas para su sensibilidad y su inteligencia; en ese instante del periplo de catarsis permanente sus manos frescas se posaron en el febril ámbar de su mirada para imaginar con extrema claridad fuentes de gemas ascendentes, que al descender dibujabarian infinitud de circunferencia que auto contendrán gradientes circulares en magnos espejos que se teselaran para reflejar la alteza del cosmos e irrigar a través de tramas de canales los cultivos que antes se malograban por prolongados estiajes.
Con ideas y propósitos bien claros Ibn Abdul regresa a la aldea para ahora poner manos a la obra; El trazado del sistema de continentes con forma de estrellas de ocho puntas y los canales de ocho vientos llevo días, la excavación meses, y la construcción semanas, al llegar la primera lluvia del monzón fueron bien venidas y atesoradas para inaugurar el legendario observatorio-relox-calendario-irrigador de la isla Serendip. La infinitud y perfección de los frutos de sus hoy pródigos campos la hizo el destino de todo tipo de embarcaciones y estas distribuían por los ocho puntos cardinales los preciados bienes de los cultivos de la prospera serendipia. Con el sustento asegurado Ibn Abdul prosiguió estudiando en el acúatico tapiz los misterios de los cielos, con su pasión y constancia logro representar el concierto cósmico en esmerados y precisos mapas muy apreciados por todo viajero y navegante. La legendaria serendipia después de ser una isla perdida en el océano indico ahora era faro de conocimiento.
Roberto Real de León Julia Vargas Rubio Marco Antonio Flores Enriquez

En la historia heurística de las ciencias y las tecnologías son frecuentes las serendipias:
A mediados del siglo XIX, se intentó buscar un material para sustituir el marfil de las bolas de billar. En 1870,
John Wesley Hyatt, un inventor de Nueva Jersey, estaba prensando una mezcla de serrín y papel con cola,
porque creía que así conseguiría el nuevo material. Pero se cortó un dedo, y fue a su botiquín. Sin querer,
volcó un frasco de colodión (nitrato de celulosa disuelto en éter y alcohol). Esto provocó que quedara en su
estantería una capa de nitrocelulosa. Al verla, Hyatt se dio cuenta de que este compuesto uniría mejor su
mezcla de serrín y papel, en lugar de la cola. De este modo se inventó el celuloide.

En 1922, Alexander Fleming estaba analizando un cultivo de bacterias, cuando derramó accidentalmente una
lágrima sobre el plato que lo contenía. Al día siguiente descubrió que donde había caído la lágrima había un
hueco, lo cual le hizo sospechar que las lágrimas pudiesen tener alguna propiedad, y de hecho consiguió
extraer una enzima que eliminaba las bacterias sin dañar el tejido humano. Había descubierto sin querer la
lisozima, un antibiótico que mataba bacterias, pero no a los glóbulos blancos (que es lo que hacía el fenol usado
hasta esa época).

Friedrich Kekulé, químico, llevaba mucho tiempo intentando encontrar la huidiza estructura de la molécula de benceno. Simplemente, no se conocía una estructura de seis carbonos que tuviera las propiedades químicas que exhibía. Según cuenta él mismo en sus memorias, una tarde, mientras volvía a casa en autobús, se quedó dormido. Comenzó a soñar con átomos que danzaban y chocaban entre ellos. Varios átomos se unieron, formando una serpiente que hacía eses. De repente, la serpiente se mordió la cola y Kekulé despertó. A nadie se le había ocurrido hasta ese momento que pudiera tratarse de un compuesto cíclico.

Las famosísimas notas Post-it surgieron tras un olvido de un operario, que no añadió un componente de un pegamento en la fábrica de 3M. Toda la partida de pegamento se apartó y guardó, pues era demasiado valioso como para tirarlo aunque apenas tenía poder adhesivo. Uno de los ingenieros de la empresa, hombre devoto, estaba harto de meter papelitos en su libro de salmos para marcar las canciones cuando iba a la iglesia. Los papelitos no hacían más que caerse. Pensó que sería ideal tener hojas con un poco de pegamento que no fuera demasiado fuerte y que resistiera ser pegado y despegado muchas veces. La vieja partida de pegamento malogrado acudió a su mente. Habían nacido las notas Post-it.

Niels Bohr llevaba mucho tiempo trabajando en la configuración del átomo. Tuvo un sueño en el cual vio un posible modelo de dicha configuración, y al despertar, lo dibujó en un papel, sin darle mucha importancia. Poco tiempo después, volvió a ese papel y se dio cuenta de que realmente había hallado la estructura del átomo.

El Principio de Arquímedes fue descubierto al introducirse en una bañera y observar cómo su cuerpo desplazaba una masa de agua equivalente al volumen sumergido. Salió desnudo a la calle gritando la famosa palabra: ¡eureka!.

Albert Hofmann descubrió accidentalmente una de las drogas alucinógenas más poderosas, el LSD (ácido lisérgico dietilamida). Según relata en su libro “My Problem Child”, en el curso de su investigación sobre los derivados del ácido lisérgico obtuvo el LSD-25, el cual se demostró como poco interesante desde el punto de vista farmacológico, por lo que se dejó de investigar sobre él. Sólo cinco años más tarde, y debido a que, sin motivo aparente, no podía olvidarse de aquella sustancia, volvió a sintetizarla para una ulterior investigación, lo que era muy excepcional al haber sido ya inicialmente descartada. Cuando procedía a su cristalización se sintió afectado por una mezcla de excitación y mareo, viéndose forzado a abandonar el trabajo en el laboratorio. Presumiblemente, a pesar de sus precauciones, una mínima cantidad de LSD tocó la punta de sus dedos y fue absorbida por su piel. Ya en su casa, despierto, pero en un estado de ensoñación, percibió una serie interminable de fantásticas imágenes con intensos y caleidoscópicos juegos de formas y colores, que no se desvaneció hasta pasadas unas dos horas.

Politetrafluoretileno (O más conocido por su nombre comercial Teflón ®). Fue en 1938, mientras el Dr Roy J. Plunkett trabajaba en el desarrollo de sustancias refrigerantes y debido a un mal funcionamiento durante sus experimentos realizó el hallazgo.

También existen casos de serendipias en obras literarias, cuando un autor escribe sobre algo que ha imaginado y que no se conoce en su época, y se demuestra posteriormente que eso existe tal como lo definió el escritor, con los mismos detalles. No se debe confundir con la anticipación o la ciencia-ficción, donde se adelantan inventos mucho más genéricos que casi todo el mundo cree que probablemente existirán algún día.

http://es.wikipedia.org/wiki/Serendipia

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