Verticalidad

Verticalidad

Buscaba ASIA y encontré AMÉRICA,

creí que estaba en AMÉRICA y estaba en ASIA. Todos los caminos, aun equivocados me llevan a tí.

La Vida y la VERTICALIDAD son sinónimos, son isomorfías, analogías: de Ser, de Crecer, de Hacer, de Trascender.

Érase una vez…. En días pasados….El 8 de julio……….
Recién, sobre la mesa de los alimentos, sol y luna, libros y comestibles. A las 8:08 AM, me encontraba revisando un ejemplar de la ejemplar revista Scientific American (Volume 84, No.4 July – August 1996), cuando de pronto divise en la página 323, justo en un octavo de página en el cuadrante derecho, una modesta y pálida fotografía: en primer plano, uno de los Hitos de la ARQUITECTURA Contemporánea, ubicado por supuesto, pensé, en la metrópoli imperial Nueva York: Las Torres de Pelli.

En el centro de la imagen, dos mega torres isomórficas todavía en construcción; vino a mi mente la incertidumbre de los viajeros de antaño, por la magra calidad de la imagen y la falta de lentes no podía distinguir si se trataba de un templo pagano en ruinas o de una nueva construcción aun sin concluir. Su fisonomía Indochina me llevó a pensar que era la invasión manifiesta del poder económico de los tigres del pacífic0, co-regidores de lo que se denomina el nuevo orden.

Este pre-supuesto y pre-juicio fue remplazado violentamente cuando leí las primeras palabras en el pie de la fotografía: “Cesar Pelli’s, the Petronas Twin Towers”, y me dije a la manera del buen Tomás de Aquino: “tienes que creerlo por que lo estás viendo”, y aun así me resistía, no aceptaba que algo tan fuera de lugar, de tono, de contexto, independientemente de los móviles ideológicos fuese autoría de Cesar Pelli, de un Autor que ha sido capaz en ya varias ocasiones de interpretar con sagacidad la nostalgia criolla por los “pseudo estilos históricos” (concepto acuñado por Peter Collins en Los ideales de la Arquitectura Moderna; Su Evolución, 1750 – 1950. Ed. G. Gili), y de lo que estos han representado para los desarraigados del norte de Norteamérica.

No podía borrar de mi memoria esas torres magnas de su obra pretérita, las formas vitales, Integrativas, verticales, que enfatizaban el horizonte de la tierra prometida. Tierra y promesas que han sido la fantasía de los desheredados de ultramar y hoy también de los indocumentados del centro y del sur depauperado.

Ví al recordado y entañable Le Corbusier en la cubierta del trasatlántico dibujando la bienvenida del bosque de torres medievales de San Gimignano, gótica Nueva York de los años de antes. Bien recuerdo como Le Corbu, en sus imágenes de viaje, había previsto las torres de don Cesar.

Después de una larga secuencia de altisonancias, inicié un prolongado monólogo: me pedí aceptar eso, que si bien a todas luces esas torres estaban tan fuera de lugar, sí poseían atributos de elocuente belleza, tenía a la mano esos discursos de neoliberalismo, de globalización, de la desaparición de fronteras económicas, claro está. En fin, resumiendo: de hibridación, lo cual hacía más inaceptable, frustrante, y traumática la experiencia.

No sé cuanto tiempo transcurió, estaba ahí con la mirada clavada en la imagen, no literalmente. En algún momento, de la fotografía comenzaron a emanar sonidos de tonalidades dorado frutal, sombras rojas y ecos de la primera estrella con su brisa argenta. El oleaje azul hondo de la tipografía, signo: Petronas Twin Towers, KUALA LUMPUR. No supe qué decir, lo cierto es que esa lluvia que surge de las emociones trascendentes, ungió de gemas solares la misión de esa gran Magia: a sus Ciencias y a la Poética del Diseño; Generadoras y Bastión de IDENTIDADES, amén de Constructoras, del futuro y de la Memoria Humana.

Ciertamente el apresuramiento, la dispersión, mi acentuada y quizá destina ignorancia del idioma inglés, me sumergieron en el equívoco del automatismo, de lo inmediato, de los pre-juicios; sin embargo la verdad ES, a pesar de los pesares y a pesar de la ignorancia. Ahí, en esa modesta fotografía, estaba la sublimada monumentalidad de la ARQUITECTURA, autoría del Gurú, CESAR PELLI, para ser aprendida, comprendida, e interpretada en su Génesis, en su Entorno, en su contexto, así mismo en sus Razones, en su tiempo, en sus múltiples dimensiones, en sus legítimos VALORES.

Ví a esa noche ambarecer, en el cante catarata carey,
Uní mis manos para recibir, ese iluminante fluído,
Se hizo un espejo,
Bebí la Memoria Ancestral
En el Mirar de Julia.

Me dormí para soñarla, y amanecer siempre más cerca de ella.
Desperté para ver como el horizonte aceptaba a Xochitl- totl- tlali, flor-ave-estrella y al sol ascender en el perfil de Julia.
Abrazados meditabamos acerca de la posibilidad de reconocer la forma de Ser, de Creer, de Sentir, de Conocer, de Hacer a través de expresiones de otros tiempos, de otros seres, de las posibilidades de estar en otros lugares, Aquí, Ahí, Ahora.

Imaginábamos al gran árbol de la vida sostenido y sustentado por sus cósmicas raíces para ahondar en el origen; para ser basamento de nuestro tronco genealógico, columna de los vientos, Axis Mundi, faro de la inteligencia. Imaginabamos las inumerables Metáforas y Símbolos eternos y etéreos, tangibles: Representados y Presentes en esos bienes del Conocimiento que hoy se preservan y comparten como patrimonio de la humanidad y mañana como como hitos Universales.

Imaginábamos cómo la historia se ve en la luz de los altos abismos, en los cielos que navegan el tiempo; ahí donde ella habita, ahí, en las luminosas sombras de la sagrada humanidad.

Las manos de Julia dibujaron en el espacio la armonia del universo, los colores de la fertilidad se expandieron en sus ojos como cada mañana, como cada mañana al explicarme lo que soñó.

Esa mañana, Julia reconstruía con la precision que acostumbra el sueño al que nombró:

Hacia una inmaculada concepción de los orígenes de los símbolos de Verticalidad en el centro de América:

Ahí, en el océano primordial, donde la palabra nos hace y el barro es converso, ahí cuando las luciérnagas trazan rombos y rumbos bordando el abismo, obispal manto de la cima del horizonte, donde Venus emerge para su ritual encuentro con la Luna.

Ahí en la altura obscura, conocido de todos era el narrador de las Leyendas del mundo y de los mundos que para nosotros eran las Verdades de la historia. De rostro distinto, de oficio braman y astrónoma, sus ojos son dos centellas que alumbran las noches de los caminantes.

Él nos habló de la ceiba mágica, de cómo se cumplen los sueños al beber su brillante sombra…

…y de cómo los signos dibujaron su huracanada inmovilidad desde la cual podía contemplar todos los entornos como el vidente que ahora es.

…y cuando la golondrina soño que era heraldo de los fuegos nuevos.

…y cuando la guacamaya soño ser esplendido verano.

…y los sueños del colibrí al conocer el éxtasis embriagante de los perfumes de todas las flores del universo.

…y de cuando el quetzal soño diseñar e iluminar la alteza humana.

Nos explicó, también, cómo la mente de la ceiba está en el corazón de cada uno de nosotros, en el distinto destino, en las leyendas, y algunas veces en la vida, en ésta o en otra, y de como cada uno de nuestros sueños se cumplirán.

Decía que la Ceiba es inuscitadamente grande, que es el árbol de la vida, es la torre de la sabiduría, es el árbol cósmico, nuestro padre y madre, todo lo que Es, que sus raíces continuan creciendo hacia adentro, hacia la memoria infinita, sus raíces son el faro de los ríos subterráneos, que hacen espejos de turquesa donde los tibios vientos reflejan el aura de la sublime proporción de nuestras ancestrales ciudades.

Sus deltas llegan más allá de las estrellas, más allá de la luz eterna, hasta el conocimiento y más allá de todas las verdades.

Su follaje flota y explota en la armonia volcánica de jade y esmeraldas esmeraldas, al tejer el plumaje celeste y el oleaje astral.

Los frutos de la ceiba son la razón pura y púrpura de los solsticios.

Nuestra ceiba: columna de los vientos, existía antes de la semilla y de la razón, antes de la existencia, que siempre existirá para hacer los milagros de las mágicas mentes.

En su distinto rostro es hoy chamán como nosotros somos, es la tradición de los distintos en la ceiba del mañana.

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